jueves, 4 de septiembre de 2014

GRATIS Y LA PAELLA VIRTUAL

                                     

                     Gratis, y la paella virtual




   No estoy hablando en un sentido teórico, sino de dinero contante y sonante, eso tan deseado, tan resbaladizo y tan peligroso como la trilita.
   Para él, gratis no es un tópico ciclópeo, algo así como decir que el fuego si lo tocas te quema.
   Pero antes debo explicaros el personaje.
   Es un hombre maduro de gran envergadura y aspecto rudo, como de sheriff que en cualquier momento puede sacar de su cadera derecha un revólver del 38. Habla mucho de sí mismo, pregunta poco por los demás y sabe escuchar. Al tiempo es afable y resolutivo.
   Posee una inteligencia despejada y un juicio ponderado. Es de una conversación escueta, poco flexible pero culta, nutrida por una formación autodidacta y con una gran capacidad de absorción de todo lo que ve y oye.
   Para que me entendáis, es el hombre con el que querrías te tocara de compañero de naufragio en una isla desierta. Versado en tantos trueques sabría hacer de la arena albóndigas deliciosas.
   Cuando entra en un bar, levanta la vista como oteando el horizonte, con ella recorre todos los rincones hasta dar con el periódico del día. Entonces lo abre por las páginas salmón, se coloca sus gafas, de esas que parecen rotas por ser en dos trozos, y hace dos cosas: primero recorta con disimulo el cupón que la editorial ofrece y segundo hace el crucigrama.
   Os diré que sus productos conseguidos gratis con los cupones, tales como vajillas, cristalerías, cuchillos, cuberterías, sartenes, ollas, despertadores, radios, discos, relojes, libros de esos que nunca se leen, navajas, ventiladores, y cosas de este estilo, son numerosos.
   Para abreviar decir que sus existencias nada tienen que envidiar a cualquier comercio de esos de todo a un euro, (para entendernos de los chinos)
   Ha sido de los primeros en transformar el humo de sus pitillos en vapor, de ese de las boquillas electrónicas, con el ahorro considerable.
   Los kilómetros y el tiempo consumido en buscar la gasolinera que ofrezca el carburante uno o dos céntimos más barato, no contabilizan en el debe del ahorro de esa compra. Yo creo que esa cosa tan cansina es una simple excusa para estar más tiempo despistado.
   ¿Y lo del palillo?
   Cuando todos los comensales piden una nueva botella, él la coge la decanta y pone un palillo plano en el gollete, a modo de grifo. Entonces espera que resbalen dos o tres gotas que vierte en su copa. Sin darse cuenta que en esa larga espera los otros ya han consumido parte de la nueva botella.
   Pero lo más curioso es cuando en los almuerzos de la peña de días veneris, se habla de la paella.
   Me pregunto: por qué todos se auto proclaman ser los reyes de ese plato. Se suscita la discusión de siempre, sobre lo genuino de ese manjar. Que si de pescado o de carne, las galeras contra los caracoles, garrafones mejor que gambas, tocino si o no, grano suelto o más compacto, en resumen que quien más quien menos está en posesión de la verdad. Todos sin excepción acaban en el siguiente envite:
   —Ya veréis cuando os haga la paella a mi manera, me daréis la razón.
   Estaréis de acuerdo que se puede llegar a hacer dudar de  la razón sobre algún tema, pero en este asunto nadie da su  brazo a torcer.
   Contrariamente a lo que se pueda pensar de nuestro personaje que GRATIS es parte de su filosofía de vida, no es tacaño, agarrado o menguado, por eso no es cosa baladí que nos haya invitado a todos a una paella cocinada según su sacro santa receta.
   También es verdad que de momento es una paella virtual, algo así como cuando suena ese sonido metalizado de gota de agua, que anuncia ese mensaje del whatsaap con la foto de esa modelo brasileña del todo inalcanzable.
   Pero estoy seguro que pronto os podré explicar la conversión de la virtualidad en la realidad. Sólo entonces concederemos la medalla de oro de las olimpiadas paelleras.
   Mientras tanto todos los reyes de la paella, no dejan de reinar en el país de la virtualidad.


1 comentario:

  1. De paellas no se nada. Pero de parrillas a las brasas o al carbón, lo que quieras. Clases doy sin cargo...Un maestro es poco para mi valoración!

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