jueves, 27 de marzo de 2014

LA SECRETARIA Y SU JEFE

                                   LA SECRETARIA Y SU JEFE

     Los días se deslizaban formando poco a poco de manera sutil e invisible un armazón de tela de araña que hacía que los ratos que pasaban se empezaran a cargar de matices íntimos de una manera natural, donde el lenguaje de las miradas formaban un código de cosas no dichas pero que denotaban una mutua atracción, que ambos disimulaban haciendo ver que lo ignoraban.
   Así de esta manera todas esas sensaciones de bienestar, de risas, de sorpresas, en suma de trenes que salen circulando por vías inesperadas y novedosas se instalaban en su cerebro, llenándola de dudas ante lo inesperado.
   Ahora la relación con su novio le parecía diferente, como un juguete comparándola con lo que estaba viviendo, pero no podía romper ese juguete que era el único futuro posible, lo otro era humo que podía desvanecerse o que quizás sólo estaba en su imaginación.
   Lo más delicado era por las noches cuando en la soledad de su habitación su cerebro se llenaba de silencios que reventaban en preguntas, intentando adivinar todo el lenguaje de mensajes expresado con los gestos, que la llenaban de sensaciones singulares, nunca experimentadas con su novio.

   Parecía como si la vida se detuviera cuando estaba a su lado, en esos breves momentos que no por ser efímeros eran menos intensos. Entonces adivinaba que su futuro sin su jefe sería compartir una vida sacrificada a convenciones tradicionales construida con una bonita fachada pero hueca por dentro. Quizás su destino era dejar pasar ese gran amor aceptando que eso sólo pasa una vez por la estación del corazón y si lo dejas pasar se adentra en el túnel oscuro que conduce al olvido.

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